La ansiedad en la esclerosis múltiple

El blog de esclerosis múltiple por Ángel Javier

Esclerosis es el endurecimiento patológico que sufre un tejido o un órgano
domingo, 18 de mayo de 2014
  La ansiedad en la esclerosis múltiple
La ansiedad en la esclerosis múltiple

Tags: ansiedad, psicología, emociones, pensamientos, síntomas, esclerosis múltiple, em

Fecha de publicación: 10/02/2014

La ansiedad es muy habitual en la esclerosis múltiple; se calcula que un tercio de las personas afectadas la padecen. La EM es una enfermedad con una gran variedad sintomática y totalmente impredecible; esto provoca que una de las consecuencias habituales sea la sensación de incertidumbre en relación a qué pasará a partir del diagnóstico. Esta imprevisibilidad hace más vulnerable a la persona a sufrir ansiedad. Pese a esto, hay mecanismos para manejar este malestar.

En general, estados emocionales como el miedo, el estrés o la ansiedad hacen que el cuerpo produzca adrenalina y ésta genera efectos físicos; es una forma que tiene nuestro organismo para responder a los peligros y amenazas que percibimos. En el caso de la ansiedad, estos efectos físicos pueden englobar palpitaciones, desmayos y mareos, sudoración excesiva, dificultades para respirar y problemas intestinales y urinarios, entre otros.

Esta respuesta física puede ser positiva, ya que provoca que la persona en cuestión esté preparada para la acción inmediata (estado de alerta) si hay una amenaza o peligro externos. El problema radica cuando este estado se prolonga durante largos períodos de tiempo; entonces, puede afectar gravemente a la salud.

Uno de los miedos más intensos que experimentan las personas con EM tiene que ver con la imprevisibilidad de la enfermedad, sobre todo, respecto a la discapacidad que pueden llegar a sufrir en el futuro. Para neutralizar este miedo, muchas personas recurren a la ayuda profesional; los psicólogos clínicos pueden ofrecer mecanismos para aprender a vivir con esta incertidumbre y para gestionar y moderar este tipo de pensamientos y sentimientos.
Existen otras estrategias que también pueden ser de gran ayuda para los afectados:
Vivir día a día. No quiere decir que no se puedan hacer planes, sino que se debe evitar pensar que las peores cosas relacionadas con la enfermedad están aún por llegar.
Escribir una lista con actividades que ayuden a distraerse y colgarla en algún lugar visible. Estas maneras de superar momentos de ansiedad pueden ser diferentes para cada persona. Hay algunas, sin embargo, que son bastante habituales y que muchas personas suelen utilizar: identificar los miedos y las fuentes de ansiedad y anotarlas, respirar lentamente y de manera calmada, hacer alguna actividad con la que se disfrute, hablar con alguien de confianza, tomar un baño relajante, evitar programas de televisión, libros o personas que ya sepamos que nos provocan más ansiedad, etc.
Hay que tener en cuenta que ciertos pensamientos bastante habituales suponen un malbaratamiento de energía vital. Las personas con EM deben observar si experimentan los siguientes pensamientos muy a menudo:

“Blanco y negro”, “todo o nada”. Se trata de un pensamiento en el que no hay término medio y que puede precipitar la toma de determinadas decisiones. Por ejemplo, una persona que sufra fatiga puede llegar a pensar que no podrá hacer frente al trabajo y que es mejor dejarlo definitivamente cuando, en realidad, podría beneficiarse de una adaptación del puesto de trabajo a su forma física.
Pensamiento exagerado. En la línea del punto anterior, algunas personas pueden llegar a centrarse en aspectos de importancia relativa. Por ejemplo, olvidar una tarea o cometer un error en el trabajo puede suponer que la persona en cuestión piense que es completamente inútil. En estos casos, las personas se centran en errores sin importancia y no valoran el trabajo positivo que hacen cada día.
Aunque los sentimientos de pérdida son absolutamente normales, en algunos casos, el afectado se centra exclusivamente en los aspectos negativos y queda anclado en la vida y habilidades que tenía antes de sufrir la enfermedad. Esto provoca que no pueda reconocer los cambios positivos ni las mejoras que se produzcan. En estos casos, es posible que el problema deba ser abordado por especialistas.
Imponerse obligaciones de forma imperativa. Con una enfermedad como la EM, donde ciertas capacidades pueden verse afectadas, pensar que hay actividades que deben realizarse sin tener en cuenta ciertas eventualidades, puede ser muy negativo. Por ejemplo, tener el pensamiento de “debería ser capaz de llevar a mi hijo a la escuela” y no poder hacerlo debido a las limitaciones de la enfermedad, hará que la culpa, el enfado y la ansiedad aumenten.
Consultar a un psicólogo especialista puede ser muy útil para revisar la posición personal de cada afectado en relación a estas dificultades.

Enlace al documento original:

Stress and anxiety. Multiple Sclerosis Society, 2012 [acceso: 10 de febrero de 2014]. Disponible en: http://www.mssociety.org.uk/what-is-ms/signs-and-symptoms/...

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Blog dedicado a la Esclerosis Múltiples desde el punto de Vista de una paciente que busca información y solución a su enfermedad. Carolina Bertolo

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