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Memoria

La memoria es una función muy sensible al daño cerebral, este hecho hace que sea una de las funciones más estudiadas en pacientes con EM (Arango-Lasprilla, J. C., Peluca, J. & Chiaravalloti, N., 2007; Sánchez-López, M. P., 2006; Arnett, P. & Forn, C., 2007; Barroso, J., Nieto, A., Olivares, T. et. al., 2000). Son muchos los trabajos que informan de alteraciones en la memoria de pacientes con EM (Kurlat, V. L., Drake, M. A., Halfon, M. J. et. al., 2005; Arango-Lasprilla, J. C., Peluca, J. & Chiaravalloti, N., 2007; Sánchez-López, M. P., 2006; Arnett, P. & Forn, C, 2007; García-Moreno, J. M., Duque, P. & Izquierdo, G., 2001; De Castro, P., Aranguren, A., Arreche, E. et. al., 2002; Santiago, O., Guàrdia, J. & Arbizu, T., 2006; Paes, R. A., Alvarenga, R. M. P., Vasconcelos, C. C. F. et. al., 2009; Nieto, A., Sánchez-López, M. P., Barroso, J. et. al., 2008; Landete, L. & Casanova, B., 2001; Introzzi, I., Canet, L., Andrés, M. L. & Richard´s, M., 2007).

En cualquier caso, la alteración en la memoria de los pacientes con EM es un fenómeno complejo no homogéneo que puede aparecer en fases tempranas de la enfermedad (Sánchez-López, M. P., 2006; Nieto, A., Sánchez-López, M. P., Barroso, J. & al., 2008), con escasa presencia de discapacidad física (Sánchez-López, M. P., 2006) y que, además, puede ser debido a alteraciones en otras funciones cognitivas como la atención o la velocidad de procesamiento de la información (Sánchez-López, M. P., 2006; Arnett, P. & Forn, C., 2007; Santiago, o., Guàrdia, J. & Arbizu, T., 2006; Landete, L. & Casanova, B., 2001). Sí podemos decir que, habitualmente, los resultados en memoria son peores en las formas progresivas de la enfermedad que en la remitente-recurrente (Landete, L. & Casanova, B., 2001).

Habitualmente lo más afectado es la memoria episódica diferida, mientras que otros sistemas de la memoria, como la memoria semántica, la memoria a corto plazo, la memoria implícita estarían preservados (García-Moreno, J. M., Duque, P. & Izquierdo, G., 2001; Barroso, J., Nieto, A., Olivares, T. et. al., 2000; Santiago, O., Guàrdia, J. & Arbizu, T., 2006; Paes, R. A., Alvarenga, R. M. P., Vasconcelos, C. C. F. & al., 2009; Landete, L. & Casanova, B., 2001; Introzzi, I., Canet, L., Andrés, M. L. et. al., 2007), aunque algunos trabajos informan de que la memoria a corto plazo aparecería afectada en pacientes progresivos (Barroso, J., Nieto, A., Olivares, T., 2000; Paes, R. A., Alvarenga, R. M. P., Vasconcelos, C. C. F., 2009).

Clásicamente se ha planteado que las alteraciones en la memoria en pacientes con EM se deben principalmente a la recuperación de la información almacenada en la memoria a largo plazo (Arango-Lasprilla, J. C., Peluca, J. & Chiaravalloti, N., 2007; Arnett, P. & Forn, C., 2007; García-Moreno, J. M., Duque, P. & Izquierdo, G., 2001; Landete, L. & Casanova, B., 2001; Introzzi, I., Canet, L., Andrés, M. L. et. al., 2007), estando los procesos de registro, codificación y reconocimiento más o menos preservados (Arango-Lasprilla, J. C., Peluca, J. & Chiaravalloti, N., 2007; García-Moreno, J. M., Duque, P. & Izquierdo, G., 2001; Landete, L. & Casanova, B., 2001; Introzzi, I., Canet, L., Andrés, M. L. et. al., 2007).

Sin embargo, en otros trabajos se defiende que las alteraciones se deben más a problemas en los procesos de adquisición, codificación, u otros procesos, que en los de recuperación (Kurlat, V. L., Drake, M. A., Halfon, M. J. et. al., 2005; Arango-Lasprilla, J. C., Peluca, J. & Chiaravalloti, N., 2007; Sánchez-López, M. P., 2006; De Castro, P., Aranguren, A., Arreche, E. et. al., 2002; Nieto, A., Sánchez-López, M. P., Barroso, J. et. al., 2008; Landete, L. & Casanova, B., 2001; Introzzi et al., 2007). El tema de la afectación de los procesos de codificación como responsable principal de las dificultades de memoria en los pacientes con EM es objeto de debate y controversia (Sánchez-López, 2006; Barroso et al., 2000; Introzzi, I., Canet, L., Andrés, M. L. et. al., 2007).

A pesar de estos estudios que postulan la hipótesis de fallos en la codificación u otros procesos distintos a la recuperación, los estudios más recientes sugieren mayor importancia al déficit en la búsqueda y recuperación de la información almacenada, puesto que si los pacientes reconocen habitualmente la información presentada en tareas de reconocimiento se supone que la información fue codificada y almacenada, lo que podría plantear la posibilidad de descartar déficit en los procesos de codificación; pero tampoco es suficiente dicha información para descartar tales déficit (Introzzi, I., Canet, L., Andrés, M. L. et. al., 2007).

Sintetizando toda esta información, podríamos decir que los estudios realizados en tal campo evidencian que los orígenes del déficit de memoria no están sólo relacionados con dificultades en los procesos de recuperación, sino que también estarían implicados los procesos de codificación y organización del material (Arnett, P. & Forn, C., 2007); de este modo la recuperación estaría afectada secundariamente a los otros procesos, ya que si al registrar la información no se organiza y codifica claramente, es más probable que aparezcan problemas en el periodo de recuperación (Introzzi, I., Canet, L., Andrés, M. L. et. al., 2007). De cualquier manera, si el déficit se debe a fallos en la adquisición o, por otro lado, a la recuperación de la información, sigue siendo objeto de debate (Barroso, J., Nieto, A. & Olivares, T. et. al., 2000).

Algunos estudios encuentran que cuando se permite a los pacientes una mayor cantidad de ensayos hasta que consiguen codificar y almacenar la información, los problemas en el recuerdo y reconocimiento desaparecen (Arango-Lasprilla, J. C., Peluca, J. & Chiaravalloti, N., 2007; Arnett, P. & Forn, C., 2007; Santiago, O., Guàrdia, J. & Arbizu, T., 2006).

En cuanto a la memoria visual y espacial, no hay muchos estudios que hayan tratado estos aspectos (Arnett, P. & Forn, C., 2007; Barroso, J. Nieto, A., Olivares, T. et. al., 2000) y los resultados son contradictorios; la mayoría de los trabajos centrados en estos aspectos han informado de un rendimiento inferior en pacientes con EM (Arnet, P. & Forn, C., 2007). Esta afectación estaría presente en la adquisición y en la recuperación (Nieto, A., Sánchez-López, M. P., Barroso, J. et. al., 2008) tanto a corto como a largo plazo (De Castro, P., Aranguren, A., Arreche, E. et. al., 2002).


Tabla 2. - Resumen de las principales hipótesis sobre la alteración de la memoria declarativa en pacientes con EM








Funciones Ejecutivas

Distintas investigaciones han planteado que algunos componentes de las funciones ejecutivas se encuentran o se pueden encontrar afectados en los pacientes con EM (Arango-Lasprilla, J. C., Peluca, J. & Chiaravalloti, N., 2007; García-Moreno, J. M., Duque, P. & Izquierdo, G., 2001; Andreu, M., Pascual, A. M., Bueno, A. et. al., 2008); pero no todos los componentes afectados lo están de la misma forma, es una afectación heterogénea (Arango-Lasprilla, J. C., Peluca, J. & Chiaravalloti, N., 2007). Además de la afectación de las funciones ejecutivas, las lesiones presentes en el lóbulo frontal también provocan alteraciones afectivas, comportamentales y en la personalidad (Arnet, P. & Forn, C., 2007).

La planificación es de gran importancia puesto que nuestra vida cotidiana está llena de situaciones que requieren tal función (García-Moreno, J. M., Duque, P. & Izquierdo, G., 2001). Los pacientes con EM tienen menos eficacia y comenten más fallos en tareas que necesiten ser planificadas (García, A., Enseñat, A., Sánchez, R. et. al., 2008).

También pueden presentar alteraciones en la capacidad para la toma de decisiones y solución de problemas (Arango-Lasprilla, J. C., Peluca, J. & Chiaravalloti, N., 2007; Landete, L. & Casanova, C., 2001; García, A., Enseñat, A., Sánchez, R. et. al., 2008).

En los pacientes con EM puede darse una pérdida del control de la inhibición, que pueden hacer aparecer reacciones inmediatas e incluso inadecuadas a distintos estímulos (Arnet, P. & Forn, C., 2007; García-Moreno, J. M., Duque, P. & Izquierdo G., 2001).

Otro componente frecuentemente afectado es la evocación categoríal, tanto a nivel fonémico como semántico (Sánchez-López, M. P., 2006; Paes, R.A., Alvarenga, R. M. P., vasconcelos, C. C. F. et. al., 2009). La afectación de este componente puede explicarse por una dificultad generalizada en la estrategias para la recuperación de la información (Sánchez-López, M. P., 2006). Las pruebas de evocación categorial serían un índice sensible para la confirmación de deterioro cognitivo en la EM (Paes, R.A., Alvarenga, R. M. P., Vasconcelos, C. C. F. et. al., 2009).

Diversos autores han hallado un peor rendimiento en pruebas de razonamiento abstracto y conceptual, encontrándose peores resultados en las formas progresivas de la enfermedad (Sánchez-López, M. P., 2006; Santiago, O., Guàrdia, J. 6 arbizu, T., 2006; Paes, R.A., Alvarenga, R. M. P., Vasconcelos, C. C. F. et. al., 2009; Andreu, M., Pascual, A. M., Bueno, A. et. al., 2008; Landete, L. & Casanova, B., 2001).

La memoria de trabajo está también alterada en los pacientes con EM (Arnett, P. & Forn, C., 2007; De Castro, P., Aranguren, A., Arreche, E. et. al., 2002). Algunos autores sugieren que la memoria de trabajo verbal es más susceptible de afectación en EM que la memoria de trabajo visoespacial (Landete, L. & Casanova, B., 2001). En cuanto a los componentes de la memoria de trabajo que están alterados no existe un acuerdo, algunos estudios proponen que las alteraciones en la memoria de trabajo se deben a un funcionamiento anormal del bucle fonológico; por el contrario, otros concluyen que la alteración podría ser secundaria a una afectación del ejecutivo central (Arnett, P. & Forn, C., 2007).

La flexibilidad cognitiva se encuentra afectada en estos pacientes, sobre todo en fases avanzadas de la enfermedad (Santiago, O., Guàrdia, J. & arbizu, T., 2006). A los pacientes les cuesta prever cambios y adaptarse a ellos.

Las afectaciones de las funciones ejecutivas o prefrontales repercuten directamente en la vida de los pacientes (García, A., Enseñat, A., Sánchez, R. et. al., 2008). En ocasiones aparecen deterioro en la capacidad de relación, conductas de agresión verbal, falta de higiene personal, reducción de la curiosidad, falta de empatía, cambios en la energía, etc. (García-Moreno, J. M., Duque, P. et. al., 2001), lo que, evidentemente, afecta al funcionamiento cotidiano de estos pacientes. Así mismo, las alteraciones de las funciones ejecutivas podrían afectar a los resultados en las tareas de evaluación, por esto se deben tener muy en cuenta para la interpretación de los resultados en pruebas neuropsicológicas (Kurlat, V. L., Drake, M. A., Halfon, M. J., Allegri, R. F., Carrá, A. & Thomson, A., 2005).


Tabla 3. - Componentes de las Funciones Ejecutivas alterados en la EM





Funciones Visoespaciales

Las alteraciones visoespaciales pueden ser algunos de los síntomas observados en el perfil neuropsicológico de las personas con EM (Arango-Lasprilla, J. C., Peluca, J. & Chiaravalloti, N., 2007; García-Moreno, J. M., Duque, P. & Izquierdo, G., 2001; Landete, L. & Casanova, B., 2001); aunque la naturaleza de estas alteraciones sigue sin resolverse, algunos autores consideran que podrían ser secundarias a la presencia de alteraciones visuales primarias como la neuritis óptica, que es muy frecuente en estos pacientes (Arango-Lasprilla, J. C., Peluca, J. & Chiaravalloti, N., 2007; García-Moreno, J. M., Duque, P. & Izquierdo, G., 2001). Otros estudios proponen que la afectación de las funciones visoespaciales podría ser un marcador de afectación cerebral difusa (Andreu, M., Pascual, A. M., Bueno, A. et. al., 2008).

Es posible que la interrupción de estructuras corticosubcorticales en relación con la acumulación de daño neuroaxonal a lo largo de la evolución de la enfermedad podría explicar la alteración de la función integradora de la información visual y espacial, lo que le conferiría a esta afectación un valor diagnóstico de progresión (Andreu, M., Pascual, A. M., Bueno, A. et. al., 2008).

Las alteraciones en estas funciones no se atribuyen al enlentecimiento o torpeza motora, ni a limitada capacidad de la memoria de trabajo (Nieto, A., Sánchez-López, M. P., Barroso, J. et. al., 2008).

Con respecto a los estudios que se han centrado en las alteraciones en estas funciones, hay que tener en cuenta que la integración de los resultados que obtienen es problemática puesto que, como se ha dicho, muchos de estos pacientes presentan alteraciones visuales primarias; aunque algunos trabajos informan de un porcentaje mayor al 25% de pacientes con alteraciones visoespaciales no relacionadas con déficit visual primario (Sánchez-López, M. P., 2006).

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