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Nace la primera niña de padres con esclerosis múltiple
EN EL HOSPITAL DE PLASENCIA
Nace la primera niña de padres con esclerosis múltiple Ambos padecen la enfermedad desde hace
años y la madre tiene una invalidez del 68%
Elena vino al mundo en la madrugada de día de las Candelas. Fue a las 5.30 horas del dos de febrero. En el Hospital 'Virgen del Puerto' de Plasencia. Llegó después de un apresurado traslado de sus padres desde Pinofranqueado, la inesperada rotura de aguas y la tensa espera para un parto inducido, dice el padre, que acabó en cesárea.
Hasta aquí todo entra dentro de cierta normalidad. Lo extraordinario de Elena es que sus padres son enfermos de esclerosis múltiple. Es la primera hija de una pareja aquejada por esta enfermedad de que tiene conocimiento en Extremadura la asociación de enfermos que preside Isabel López. Ellos son Gabriel Miguel y Ana María Gómez. También son directivos del colectivo. Ella tiene una hija de una anterior unión. Pero en común, Elena es la primera.
Lo cuenta el progenitor orgulloso. «Creo que hemos sido valientes a tope». Sobre todo, porque Ana María tiene un 68% de invalidez. Gabriel, del 40% pero le permite trabajar. Aunque lleva unos meses en el paro. Ha sido dependiente, envasador de una fábrica y montador de placas solares. Ana, en cambio, ya es pensionista. «Yo, al menos, puedo trabajar con dolores en las piernas y como decimos los que tenemos esto, trabajamos el doble para llegar a la mitad». Para ellos todo es siempre más sufrido.
El embarazo, señala, no ha supuesto riesgo añadido a la madre. «Lo bueno que tiene, explica el padre, es que Ana ha podido dejar de tomar la medicación porque con él aumentan las defensas de tal modo que la enfermedad no ataca durante esos meses».
Sabe que son un ejemplo para otros enfermos de esclerosis múltiple. Una dolencia degenerativa que avanza a medida que la vida. Sin embargo, los avances de los tratamientos van permitiendo abrir el horizonte y dar más calidad de vida. Siempre pendientes de la medicación. «Yo digo a la gente afectada que se anime, aunque reconozco que para hacerlo hay que tener dos cojones, hablando pronto y claro», alega el padre. Ahora solo toca tirar hacia adelante. Elena no solo va a ser solo un motivo de felicidad. También, de ánimo para los dos. «Yo soy muy positivo respecto al futuro y después de 10 años de serme diagnosticada la esclerosis, lo que menos pienso es en la enfermedad porque hay que vivir», concluye.


Gabriel y Ana Mª con su pequeña Elena en el hospital

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